viernes, 30 de mayo de 2014

Del amor, la muerte y la resurrección de este-7

Y abrí los tímpanos, los llevé hacia afuera
y oí cada minúsculo pliegue de mi piel, ¡júbilo vivo!,
cantando al recibirte... Pero no pude reconocer mi voz,
yo ya era otro.
Desde ese momento dejé de ser humano y hombre
y entré en el círculo de los que van por más.
Y solo sentía y solo sentí y supe que la teología no tiene verdad,
!el Cielo de Cristo no prometió, no conoce, Dios no conoce!
Yo sí.
Ahora sé que la gloria anhelada es infierno sin traición:
Eres fuego, primaria suciedad que me llena y me has dado todo.

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