Emprende el viaje a Ítaca pero demórate lo más que puedas, haz muchas escalas, teniendo siempre presente tu isla, la que estás buscando. Al final llegas a Ítaca, y ¿qué vas a descubrir? Que la verdadera Ítaca era el viaje.
Nada te turbe, Nada te espante, todo se pasa. Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene nada le falta, solo Dios basta.
Se como un iceberg, cuando la mayor parte de ti se encuentre hundida siempre habrá una parte que salga a flote...
Con paciencia y vaselina, jodió el elefante a la hormiga.
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